martes, 25 de octubre de 2011

¿CÓMO EVITAR QUE SE REBALSE EL WATER?



(…) Triste clown, miserable
mezcla de mono y rata, cuyo rabo
peinan en Wall Street con pomada de oro,
no pasarán los días sin que caigas del árbol
y seas el montón de inmundicia evidente
que el transeúnte evita pisar en las esquinas!

Pablo Neruda – Canto General



         Hacia 1948, cuando el “gobernar es producir comenzaba a mostrar sus primeros resultados en la sociedad chilena, llega a la presidencia Gabriel González Videla, controvertido y ambiguo presidente de Chile.

         En un Chile azotado por una incipiente recesión postguerra, González Videla, luego de múltiples baches y vericuetos gubernamentales, arremete contra su principal plataforma eleccionaria y proscribe al Partido Comunista de la esfera política de nuestro país, persiguiendo e inhabilitando todo cargo, cercanía y militancia PC con la mentada Ley de Defensa Permanente de la Democracia, más conocida como “Ley maldita”. De esta manera, inaugura Pisagua como una versión criolla de Auschwitz, relegando a cerca de 500 chilenos, e incluye en su gobierno a sectores de la vereda política opuesta, marcando un hito en la historia presidencial y de traición en nuestro país.

         Estos acontecimientos, de hace más de 50 años, parecieran ser lugares comunes en el manejo político del actual gobierno. Y no me refiero sólo a la inclusión de un par de moderados con alma de aliancistas al gabinete del sr. Piñera, sino al famoso proyecto de ley que modifica el artículo 269 del código penal: la llamada “Ley Hinzpeter” o “ley antitomas”. Dicha ley calificaría como delito cualquier “ocupación o invasión ilegal de inmuebles” desde viviendas deshabitadas a centros comerciales, religiosos y los mismos centros educacionales. Además, se incluiría en la noción de “desordenes públicos”, la interrupción de servicios públicos, el saqueo, las faltas de respeto a la autoridad y todo lo anterior, con la yapa y agravante terrorista de actuar encapuchado.

         Una modificación legal que no es consecuencia de una necesidad de la población, sino producto de la ineficacia administrativa y mal manejo de la fuerza policial. Hecho que se ve demostrado al analizar la confusa figura legal que tipificaría de la misma forma a marchas no autorizadas, a protestas de pacifismo activo en la vía pública, a la toma de las calles ante la nula afluencia de las micros, al saqueo de grandes cadenas de supermercados y a las barricadas conmemorativas en alguna población de Santiago.

         En un momento histórico para las organizaciones sociales en Chile, donde, creo, se logró resemantizar la protesta popular y que los mismos actores tomaran consciencia de su papel en los cambios históricos, no debiera asombrar que la clase política y los sectores amenazados por esta especie de huracán reivindicativo busquen proscribir la indignación.

         Ahora bien, la discusión que me interesa poner en el tapete, y que ha pasado casi desapercibida, es en relación a las nuevas atribuciones de la policía, entre las cuales está la requisición o retención –sin orden previa de un fiscal- de las imágenes y videos captados por algún medio de comunicación durante alguna protesta o ilícito. Este hecho, que es lisa y llanamente un atentado a la malograda y manoseada libertad de prensa, es el que en un futuro separará de manera artificial –en una paráfrasis de la noción de conciencia de clases- a la prensa para el pueblo y la prensa contra el pueblo, hecho que no es del todo perjudicial, pero que reducirá la labor del periodista a escoger un lado de la verdad de la noticia, desechando ese caldo de cabeza que era la pretendida objetividad ante los hechos que muchos aún intentaban (y que de todas maneras nunca existió). Un oficio que debiera tener una voluntad más analítica que política, si nos pensamos junto a Alicia en su país de las maravillas, pero que si lo llevamos a nuestra realidad, en algunos casos permitiría reforzar las trincheras con periodistas que estén dispuestos a dar la pelea por la libertad de la información, a la manera de los cronistas de la segunda república en la España del 36´o tal como lo hicieron muchos fotógrafos en la dictadura de Pinochet, que veían en su foco lo más parecido a la punta de una bayoneta.

         Todos los oficios ligados al despliegue de información audiovisual, es decir, la labor de fotógrafo convertida hoy en un juego de cuicos, la de camarógrafo basada en filmar destrozos, llantos y culos fotogénicos y la de periodista en terreno, que reside en inventar acontecimientos y “climas ciudadanos” según la línea editorial del canal (hecho que queda demostrado con la prensa internacional), podrían ser cambiados por una labor profesional con una línea más política, confrontacional y verdaderamente independiente, al ya no sólo ver sus intereses económicos en juego, sino también su integridad física y libertades personales.

         Es de esperar que las consecuencias de medidas tan torcidas como estas no tengan frutos ni los resultados esperados. Pues claramente es un golpe de autoridad frente a un pueblo que sólo tiene sus pulmones y “el poder del voto” contra un ejército muy bien armado, que siempre ha buscado proteger a los mismos gobiernos, no de los bolivianos sin mar, sino de la ciudadanía consciente que estaría dispuesta a dejar lo que sea por cambiar toda esta wea.

         No es una sorpresa que Piñera tome el papel histórico que le correspondió a González Videla, si Hinzpeter ha querido hacer de comandante Merino.

         Consejo práctico: la mejor manera de evitar que se rebalse el wáter de tanta mierda es cambiando la taza del baño y limitando la entrada. Se detendrá por sospecha a cada pedorro y pedorra para evitar futuras indigestiones. Todo el que oiga o huela algún aroma sospechoso deberá prestar declaración.



         Por Matías Rojas G.

ESCARBAR EN LA COSTRA


Hebras viudas
David Bustos
Editorial Cuarto Propio
2011
76 pág.

“Coges el cuchillo para escribir un poema/ no logras empuñar con fuerza” se lee a la mitad de Hebras viudas (2011), el último poemario de David Bustos (Santiago, 1972). A esas alturas, ya todo está perdido, ni siquiera la literatura es ese cobijo imperturbable que aquieta la realidad. Sin embargo, Bustos recurre a ella para descifrar las averías de su separación familiar y encarnar el remordimiento de su íntimo lloriqueo.

            Hebras Viudas es un examen de conciencia que exhibe la imperfecta resignación de su autor frente a la caducidad de su matrimonio. David Bustos recoge los restos de sí mismo y expone la intimidad de su sicótica restauración emocional. De esta manera, transcribe el padecimiento progresivo de su abandono  y describe, desde la devoción a la ternura (“Ahora en su dormitorio manipula invisibles diálogos de/ muñecas y peluches/ Ella es el ventrílocuo de su mundo”) hasta la secuelas del destierro (“Clavado a la cruz de la familia disfuncional que somos”), las estrategias de sobrevivencia de su ruptura y aislamiento. Pero ni los cigarrillos, ni los litros de té, ni Lacan, ni Freud, ni las sesiones en el diván amortiguan el desconsuelo de una existencia que subsiste entre los residuos de sus recuerdos: “Sacas el colchón al sol/ observas la erosión del peso/ sobre la superficie. Hace más de un año/ que nadie duerme a tu lado/ la simetría de una pareja estable/ el viudo colchón de dos plazas”.

Entre medio de este proceso, Hebras viudas delata la paranoia de la culpa y sus efectos. Poco a poco, configura lo que parece ser la última pataleta de un desposeído que reconoce su vulnerabilidad. Bustos calibra de forma gradual un gemido que se condensa en el alarido de su propio arrepentimiento. Derrama constantemente su memoria para escapar de su despojo familiar y habitar en los contornos de un tiempo estático y habitual: “Un director de cine neurótico/ cansado ilumina con palabras sueltas/ un escenario que ya hace meses/ ha sido desmontado”.

Así las cosas, es posible leer Hebras viudas como si fuera la bitácora confesional de un desesperado, un diario de vida capaz de sustentar la recóndita intimidad de un emo. No es extraño: David Bustos escarba en la costra de su disolución familiar (“Atrapado en un tiempo que no te pertenece”) para buscar un alivio a su desprendimiento. El ejercicio, por supuesto, roza el trastorno y el despecho. Esta alusión de masoquismo quinceañero convierte a estos poemas, a ratos, en un lamento insoportable, en la reiteración de una necrológica que nadie quiere escuchar. 


Camilo Tapia

sábado, 1 de octubre de 2011

OJO CON LOS PARÁSITOS



        Hoy por hoy, la política está en más bocas que antes. Ya sea por el alza del gas en Magallanes, por los derechos civiles de las parejas homosexuales, por el salvaje aniquilamiento ambiental de Barrick Gold o Hidro Aysén, o por el grosero negocio de la Educación, la salud, las Isapres, las AFP. Está bien. La gente después de años de garrotazos, decepciones, frustraciones y promesas incumplidas está un poquito más desconfiada y está intentando incipientemente recuperar los espacios políticos de participación de masas. 

        Eso a nivel de “masas”, o de “ciudadanía” como se los llama hoy en día, pero a nivel de aparatos políticos la cuestión resulta más que nunca nauseabunda. 

       Sabemos, por una parte, que el gobierno actual, encabezado por el "señor" Sebastián Piñera, pertenece al sector más “flaite” de la burguesía; aves de rapiña, animales carroñeros  que llenan sus abultadas billeteras a través de la extracción de plusvalía principalmente absoluta, los cuales han arrasado históricamente, y de la manera más grosera, las riquezas naturales de Latinoamérica y han parasitado del capital financiero y retail sin impulsar ningún proyecto productivo.

         Pero a su vez, sabemos que este sistema “democrático” permite la existencia de un bloque de “oposición”. Y es aquí donde quiero detenerme porque el olor nauseabundo es insoportable. Si bien, en este país existen muchos cara de raja, estos “señores y señoras” de oposición llegan a un extremo que roza lo bizarro. No sólo apesta verlos en las marchas, “apoyando” las demandas populares; no sólo apesta ver nuevamente sus banderitas cínicas de traición histórica; no solamente apesta escuchar a la ex ministra Yasna Provoste o a la vieja del jarrazo opinar a favor del movimiento estudiantil, acusando al gobierno de hacer oídos sordos a las demandas de la gente o que el sistema educacional está colapsado; escuchar al milico de Vidal, ex vocero de gobierno, decir que la derecha no ha sabido interpretar los problemas de la gente porque les ha faltado gobernabilidad y voluntad de escuchar;  ver a los parásitos intentar "refundar" un bloque de centroizquierda que refleje las demandas de la población . Esto no sólo es ser cara de raja, sino es un escupo en la boca, una patá en la guata, una violación sistemática, una vuelta bizarra de chaqueta, conductas dignas de psicópatas, porque los parásitos ni se arrugan.

       ¿Acaso no fueron los autodenominados señores progresistas, centroizquierdistas, concertacionistas, o cómo se quieran llamar, los que han tirado a la chuña los recursos naturales tales como el agua, la Patagonia o Pascua Lama, que han precarizado las condiciones laborales de manera escandalosa, que han mantenido salarios de hambre mientras han permitido que el retail despedace a la gente con créditos y tarjetas, que han sostenido el lucro más descarnado con la salud, la educación y la vivienda, que han reprimido a la gente de manera bestial (o no señor Belisario Velasco), que han matado mapuches, que han creado la ley antiterrorista para justificar la repre, que tienen las cárceles llenas de gente y las calles llenas de pacos y que han sostenido a los señores empresarios engordando y satisfechos de lo fácil que ha sido empelotar a este pueblo "embrutecido"?.

          Son éstos dos bloques los que se creen dueños de la moral y las buenas costumbres, del concepto de ciudadanía, democracia y participación, del concepto de familia, y lo saben imponer. Y les resulta muy bien. Dos bloques igualmente parásitos, donde los señores “progresistas” han hecho sólo progresar sus bolsillos y la miseria de la gente.

        Muchos dirán que esto ya lo sabían, que es cuento viejo, pero me parece preocupante ya que por lo general tenemos muy mala memoria a corto plazo.

       Me resulta aberrante ver a los parásitos en asambleas y sindicatos ocupando cargos una vez más, en la vieja pose izquierdista de lobo con piel de oveja. Me parece desconcertante que, una vez más, se utilice el personalismo para ocultar los problemas de fondo. Si alguna vez fue Pinochet ahora es Piñera, y las soluciones de los parásitos es cambiarlo por otros parásitos, donde la figura de Bachelet emerge nuevamente como la carta comodín. 

        No olvidemos que la señora Bachellet fue una presidenta con enfoque ciudadano. Es cosa de preguntarle a los pingüinos del 2006, a los deudores habitacionales, a los subcontratistas del cobre, a los trabajadores forestales, a los portuarios, a los mapuches, a los ambientalistas, a los jubilados, a los profesores, a la ciudadanía en su conjunto.

       ¿O es que acaso creerán que la gente es tonta?

       El tiempo de rascarse ya pasó...¡Parásitos fuera! Tanax social.


Comandante Tiroloko