miércoles, 20 de julio de 2011

La cotidiana deformidad

Polifonía Bicéfala, grafito sobre papel.
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1. Desde principios de la década  pasada Beto Martínez viene haciendo apariciones regulares en galerías con diversas exposiciones individuales y colectivas y selecciones en concursos de dibujo, grabado y pintura en ciudades como Viña del mar, Valparaíso, Santiago y Buenos aires. Alumno del profesor Jorge Martínez; un capo del grabado calcográfico y ex integrante del ya mítico Taller 99, Beto Martínez  ha desarrollado un trabajo de una coherencia intrínseca donde la técnica, que Beto Martínez  maneja a su antojo, parece estar indivisiblemente unida a su temática. 

2. La delimitación de un espacio o territorio de producción, entendiendo éste como la base sostenedora de un discurso artístico, juega un papel fundamental al momento de articular un método de producción particular y distinto, y esto es algo que  Beto Martínez entiende y de antemano hace bien. Como un buzo Martínez pareciera sumergirse con pericia táctica  en una cotidianeidad deforme y sobrecargada de formas y de información, un terreno caótico desde donde  articula y da  forma a su trabajo.

3. Barroco y en ocasiones grotesco, Beto Martínez monta un frondoso entramado  grafico que pareciera azaroso, pero luego no lo es, donde se mimetizan y aparecen rostros, siluetas, cuerpos, objetos, fragmentos de identidad  que en la sobrecarga lineal encuentran su modo de crear escenas que nos remiten al ajetreo individual y colectivo, a  una civilización enajenada y apática que convierte a Martínez en su documentalista. Sus trabajos son un registro critico de una realidad cada vez más atrofiada de humanidad, en la que generalmente solo atisbamos flashes, siluetas y sombras fuera de foco que en Martínez devienen en escenas casi solemnes como en “Encuentro” (grafito sobre papel),“desayuno final” (grafito sobre papel), “Espera y tránsito”(aguafuerte sobre zinc).
 
4. Las imágenes se transforman llegando a ser rastros, de lo que estuvo y lo que estará, un ejemplo claro de esto es el trabajo: Polifonía Bicéfala, grafito sobre papel. Dibujo seleccionado en el Salón Nacional de Artes Visuales 2009 donde se aprecia como lo indica el titulo dos rostros o cabezas siamesas en medio de un gran espectro de formas que tienden hacia una búsqueda orgánica como un ramaje de cuerpos y formas embutidas y sonando en conjunto.

5. El Profesor Jorge Martínez dice de su trabajo: “su obra, en lo técnico y en lo temático es un testimonio del hombre contemporáneo: fragmentado, integrado, desintegrado y total, de sus luchas contradictorias y de sus pausas esclarecedoras, en fin, de sus preguntas cargadas de respuestas”. Y sí, porque Beto Martínez  no se pierde y logra entregar respuestas, en medio del caos lineal e iconográfico, articulando así su propuesta.

6. Desde la gráfica, donde Beto Martínez alcanza sus puntos más altos y con una obra  pictórica  que pareciera acontecer por desplazamiento, Martínez nos llama a hacer una pausa y ver los rostros de “lo otro”, en un acto de búsqueda y descubrimiento, en las sugerencias gráficas, a ver en la deformidad nuestra cotidianidad y en la cotidianidad el arte.


Por Hernán Mañao
                                                                                   Link con trabajos
                                                                                   http://betomartinez.blogspot.com/
                                                                 

viernes, 15 de julio de 2011

LA FRUSTRACIÓN DETRÁS DE LA VIÑETA



         En el año 2002, Frank Miller entrevistó durante tres días a Will Eisner. Por supuesto, de lo único que hablaron fue de cómics. Todo estaba planeado para concebir un libro de no ficción en el que el padre de la novela gráfica y uno de sus más retorcidos exponentes cercenaran el género. Sin embargo, debido a las desorbitantes horas de grabación, el libro se publicó cuatro años después de ese encuentro, unos meses después de que el splash page de la vida de Eisner acabara de rotularse. Hasta esa fecha, el creador de The Spirit nunca dejó de hacer cómics y, con todos esos años en la industria, era una especie de almanaque biológico de la cartografía de la historieta norteamericana. El viejo Eisner había visto la historia del género frente a sus ojos porque, al fin y al cabo, era su propia historia.

En la mitad de Eisner/Miller, el resultado textual de la transcripción a esa entrevista, Will Eisner le dice a Frank Miller que el problema privativo de la industria del cómic es esa mentalidad esclavista que tiene hacia los dibujantes, esa expropiación de creatividad que ejerció por más de medio siglo sobre importantes artistas. De ahí en adelante, el diálogo que llevaban transmutará su temática académico genérico y se deformará en un pelambre poblacional sobre la historia del cómic. Aparecerán nombres y situaciones descabelladas, puñaladas por la espalda, actitudes cobardes de próceres de la historieta, la figura de Jack Kirby como el gran perdedor, editores contratados por la mafia y, como resultado de todo, la infinita frustración de los dibujantes. Eisner parecerá más un opinólogo de la farándula que un estudioso del medio. A pesar de esto, el viejo Will Eisner no mentía, solo retrataba el making off de la viñeta, algo tan real y escabroso como macabro: la injusta condena de los dibujantes al olvido. Y al leer la segunda parte de Eisner/Miller, es inevitable no pensar en la novela gráfica que desentrañó con ironía ilustrada estas situaciones: Pussey! de Daniel Clowes. 

Hace más de veinte años que Clowes viene saturando el género del cómic, desde que cimentó su obra de los desechos del underground. Con el tiempo, se ha vuelto un referente inapelable para comprender el desarrollo del medio. Pussey!, una de sus producciones más piola, es una radiografía medular al sórdido funcionamiento del dispositivo editorial. A través de un conjunto de historias autoconclusivas, esta narración gráfica exhibe los momentos substanciales de la vida de Dan Pussey, un nerd crónico que ha hecho de los cómics su paradigma existencial. Dibujante profesional, fanático patológico e inadaptado sociosexual, Pussey revolotea entre el aparente reconocimiento de sus pares y el desarraigo de una sociedad que no comprende su fanatización. A todas luces, es un perdedor. Una particularidad que se intensificará cuando la editorial que lo exaltó a la popularidad lo tire al vacío de la frustración.

Pussey! revela el canibalismo competitivo que se esconde detrás de las viñetas, esa carnicería industrial que nadie ve por las rotulaciones y el entintado. Clowes utiliza el género para denunciar a las editoriales que fructifican con el género. Por ello, sus personajes son una alegoría bien ajustada al fragmento de la realidad que hay en la producción de toda historieta. Pero también, está esa manía del autor de Eigthball de delinear el fracaso, de cincelar el pozo de la degradación humana. Porque Pussey!, aparte de aludir al funcionamiento de los engranajes de la maquinaria editorial, encarna la aniquilación desmoralizadora y la decepción de esos dibujantes de los que hablaba el viejo Will Eisner. Dibujantes reales que se resignaron a subsistir en los contornos de una corporación que no los beneficiaba, solo para desarrollar lo que realmente los apasionaba en sus miserables vidas.    

Camilo Tapia

Link de descarga Pussey!: